lunes, 22 de septiembre de 2014

Presencia presente

Asomando la vista a las noticias que nos dejan ver los medios de comunicación tradicionales, habrá quien dirá que la única forma de excusar tantas guerras, desigualdades, sufrimiento e injusticias es que la maldad es algo innato al ser humano, que somos una plaga de seres caníbales y no hay nada que hacer. Yo no lo veo así, creo más bien que dependerá del acondicionamiento sociocultural. Lamentablemente vivimos en una sociedad profundamente enferma, en la que los valores y el potencial de cada persona son suprimidos y reemplazados por decadentes cánones de éxito y una completa desconexión con nuestra natural tendencia gregaria en pos de un egocentrismo enfermizo, que en situaciones extremas lleva a psicopatías y narcisismo. Lo vemos todos los días en la "cúspide" de la sociedad, en quienes nos gobiernan y aquellos que nos dicen o ejemplifican como "vivir". No es coincidencia que a menudo sean éstos quienes muestren los más paupérrimos rasgos de humanidad. Pareciera el precio a pagar por escalar en este sistema de vida.

Hemos perdido la conexión con el alma y el cosmos. Confusos e inseguros, buscamos llenar ese hueco de la única forma en la que nos enseñaron a disfrutar la vida: materialismos y distracciones que nos compensen de alguna manera una vida miserable y frustrada. Y es que distraídos, dispersos y adormecidos somos mucho más fáciles de controlar. Pan y circo, seguimos tirando...

Religiones y grandes instituciones se han encargado desde siempre de separarnos del camino, seduciéndonos con redención y futuras recompenzas a cambio de una vida sacrificada y sumisa. Antes era el cielo, hoy tu casa al acabar la hipoteca si aún te quedan fuerzas de disfrutarla. Cada religión se ha moldeado en base a una cultura determinada: "Al César lo que es del César" reza en las páginas de la romana biblia católica. Las religiones por lo general son a fin de cuentas otro producto de la sociedad, un sucedáneo. Pesados libros cargados de incontables mensajes encriptados y desvirtuados, fanáticos dogmatizando y debatiendo eternamente la mística de los maestros de antaño en lugar de buscar la experiencia propia. A medida que avanza nuestra comprensión del macrocosmos poco a poco estos dioses anacrónicos han sido reemplazados por uno sin rostro mucho más fácil de enmascarar y manipular: el dinero.

¿Qué se puede hacer frente a una realidad aparentemente tan desoladora? vaya, ojalá tuviese respuesta para una interrogante de tales proporciones. No, explicar la existencia me temo está lejos de mi alcance e imagino no será tan simple como para responderlo en cuatro líneas insípidas. Servidor no pretende ser maestro de nadie, sólo soy otro perdido más intentando encontrar ese olvidado camino del aprender a vivir. Por cada interrogante a la que duramente se desvela respuesta, mil nuevas preguntas llegan como refuerzos de una verdad escurridiza y etérea que se resiste a dejarse atrapar. Creo eso sí, que el camino pasa necesariamente por desaprender la doctrina que nos marcaron a fuego durante la forja de nuestra personalidad, a partír de ahi tocará redescubrir nuestro potencial y luchar por mantenerse limpio. Habrá también que encontrar oasis que nos den fuerzas para seguir. En lo personal a mí las artes, la belleza y el amor de mis seres queridos, el abrazo auténtico de un viejo amigo, las risas e inocentes juegos de los niños o maravillarme ante la grandeza de la creación contemplando la vida en todas sus formas, por citar algunos ejemplos me ayudan a contrarrestar la balanza de crueldades en el mundo. Entiendo que cada persona deberá descubrir su propia ancla.

Si hay algo que me ha quedado claro - si es que puedo estar seguro de algo - después de incontables tropiezos (y los que me quedan), son sólo un par de cosas o dos:
1. Que una vida entregada a dar amor a los demás es una vida llena de satisfacciones.
2. Que no hay mejor forma de dar amor al mundo que siendo felices haciendo y siendo lo que uno es, inspirando a los demás a hacer lo mismo.
3. Hace falta valor y determinación para atreverse a ello y ahí está el reto, porque lo que más nos enseñan en el mundo son precisamente miedos e inseguridades.

Puede que el camino sea interminablemente largo, pero siempre podemos parar a maravillarnos con las vistas.

Oso.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Explorando la consciencia

En otro sitio escribí una vez que la persona bajo los efectos del hongo está suspendida en el espacio, un ojo descarnado, invisible, incorpóreo, que ve pero no es visto. En verdad, son los cinco sentidos descarnados, afinados a la cúspide de la sensibilidad y la consciencia, entremezclándose de la forma más extraña, hasta que la persona, finalmente pasiva, se convierte em un receptor de sensaciones puro, infinitamente delicado. Mientras tu cuerpo reposa como nunca antes lo estuvo, viviendo una eternidad en una noche, viendo el infinito en un grano de arena. Lo que has visto y has oído queda cincelado en tu memoria, indeleble. Por último conoces lo inefable, y el significado de éxtasis. ¡Éxtasis!
- Robert Gordon Wasson, Etnomicólogo.



The Jungle Prescription - Documental



"The Jungle Prescription" cuenta la historia de dos médicos que tratan a sus pacientes adictos con una misteriosa medicina amazónica que se dice sirve para revelar el yo más profundo. El Dr. Gabor Maté tiene una idea revolucionaria: tratar a los pacientes adictos con compasión. Su trabajo como médico residente en Vancouver Portland Hotel - un destino de última oportunidad para los personas que han consumido drogas por mucho tiempo - ha sido valiente, pero increíblemente frustrante. Maté oye hablar de una medicina antigua más allá de sus imaginaciones: una que podría dar a sus pacientes una solución. Su nombre es la ayahuasca: la liana de las almas. En lo profundo de la selva amazónica, el médico francés Jacques Mabit está usando este medicamento para el tratamiento de los adictos graves. Mabit dirige un centro de desintoxicación en la amazonia peruana ( Takiwasi o " La Casa que Canta "), usando las plantas y los métodos de la medicina tradicional amazónica. La ayahuasca es una fórmula visionaria que abre la memoria emocional, provocando una catarsis que cambia la vida de los que lo beben . Las tasas de éxito para curar los adictos en el centro de desintoxicación del Dr. Mabit (Takiwasi) son cuatro veces mayor que el promedio.


Enlaces de interés y fuentes:

http://www.cbc.ca/natureofthings/episodes/jungle-prescription
http://www.takiwasi.com/


sábado, 23 de agosto de 2014

Ozora Festival 2013 - Semillas de una civilización planetaria y la tribu de amor


"Veo la cultura festival y el arte visionario como potenciadores del sentido de ser una civilización planetaria. Tiene que ser imaginado antes de que se pueda llevar a cabo. Ahora mismo sólo podemos imaginar los peores escenarios de dominación, en lugar de liberación. Lo que ya existe en muchos corazones de la gente es un sentido de unidad con la humanidad y con la red de la vida. Simplemente la violación del sentido común y los principios éticos están destruyendo el planeta. Así que, en el emerger de una civilización planetaria nuevas formas de abarcar estos problemas comunes, tendrán que ser inventadas ¿sabes? Será a través de imaginación visionaria y creativa que las soluciones se podrán conseguir, ninguna otra cosa. Esta es la generación que está plantando la semilla para una civilización planetaria. Hay muchas mentes tremendamente geniales vivas imaginando nuevas soluciones para los problemas de nuestra cultura. Todas estas cosas, ya sea si son arte visionario o cultura festival, son las que hacer nacer la inteligencia subterránea. Lo veo como el micelio, todos estamos conectados como el micelio, subterráneos, y ocasionalmente emerge floreciendo como un festival. La inteligencia subterránea es mundial y fructifica por todo el mundo con cualidades similares, que llamamos, la Tribu del Amor.
Tenemos que ser conscientes y hacer lo que cada uno de nosotros pueda, pero también debemos mantener un cierto grado de fé y amar lo que sea que nos ocurra en el día a día porque somos los creadores, o los autores de la historia de nuestras vidas.”

- Alex Grey

martes, 5 de agosto de 2014

Dosis de Fé: Paraíso

Quizás el paraíso no sea un lugar al que llegar, sino una forma de viajar. La eterna busqueda del logos. Quizá más bien se halle mirando dentro, más allá de los recuerdos y las emociones.
Allí nos encontraremos...




viernes, 1 de agosto de 2014

La Experiencia Psiquedélica

"El hombre que regresa por la Puerta en el Muro ya no será nunca el mismo que salió por ella. Será más instruido y menos engreído, estará menos satisfecho de sí mismo, reconocerá su ignorancia humildemente, pero, al mismo tiempo, estará mejor equipado para comprender la relación de las palabras con las cosas, del razonamiento sistemático con el gran misterio que tratará, por siempre jamás, vanamente, de comprender."

- Las puertas de la percepción. Aldous Huxley



jueves, 31 de julio de 2014

El mensaje de los Misterios Eleusinos para el mundo de hoy

por Albert Hofmann (*)


“Cualquiera de los que pueblan esta tierra que haya contemplado estos misterios, será bendecido, pero cualquiera que no haya sido iniciado y no haya recibido su parte del rito, no habrá recibido lo mismo que los demás, una vez muerto y viviendo en el moho donde el sol se pone”.

Así dice el poema épico conocido como "El Himno Homérico a Demeter" Los misterios referidos aquí son los de Eleusis, los mas importantes de la Grecia antigua. Durante casi 2000 años, desde aproximadamente 1500 a.c. hasta el siglo IV d.c., estos se celebraban en Eleusis, Grecia, en honor a la diosa Demeter y su hija Perséfone.

Los sucesos que rodean a la fundación de Eleusis son descritos en este Himno Homérico. El autor de este himno y su origen son desconocidos, pero debieron originarse alrededor del siglo VII ac.

Un día, cuando Perséfone, hija de Demeter, estaba recogiendo flores en los pastos, fue abducida por Hades, dios del mundo subterráneo. Su madre la buscó en vano, finalmente sabiendo, gracias a Helios, que había sido abducida. Seriamente apenada, Demeter se encontraba sola en el Olimpo, ya que incluso averiguó que su esposo, Zeus, estaba implicado en el rapto.

Vestida como una simple mujer entre los mortales encontró morada en el palacio del Rey de Eleusis, Keleos, y su mujer Metaneira. En gratitud por su amable hospitalidad, Demeter fundó un templo en Eleusis tras revelar que era una diosa. Para castigar a los dioses del Olimpo por la abducción de su hija, Demeter hizo que muriese toda vegetación sobre la tierra, amenazando a la humanidad con su extinción. Los dioses temían no obtener más sacrificios y oraciones de los mortales e imploraron a Demeter que devolviese la fertilidad a las tierras. Esta petición no fue satisfecha hasta que Zeus ordenó a su hermano Hades, del mundo subterráneo, a devolver Perséfone a su madre. Madre e hija volvieron a El Olimpo, pero desde entonces Perséfone tenia que pasar un tercio del año con su esposo en el mundo subterráneo. Cuando lo hacia, el invierno reinaba sobre la tierra, cuando Perséfone volvía a la Tierra en primavera, el mundo vegetal despertaba con flores y frutos nuevos.
Antes de que Demeter volviese al Olimpo, dio a los reyes de Eleusis, Keleos y Triptolemus, instrucciones para celebrar los ritos en su templo. Estos eran preceptos secretos, misterios para ser guardados. Divulgarlos o profanarlos podía ser castigado con la muerte. Apreciando el propicio final del drama de Eleusis, Demeter dio a Triptolemus, el primer iniciado de Eleusis, una rama de trigo y encomendó instruir a la humanidad en la agricultura.
El culto a Demeter y Perséfone en Eleusis, que inicialmente tenia un mero interés local, pronto comenzó a ser una parte importante en la ciudadanía ateniense, llegando incluso a convertirse en una institución pan-helénica de importancia universal durante el imperio romano. Su carácter como institución pan-helénica fue designado en 760 ac, en la época de la quinta olimpiada, cuando el Oráculo de Delphi llamó a los griegos a hacer sacrificios en honor a Demeter de Eleusis para librarse del hambre que asolaba Grecia en aquellos tiempos.

¿Cuál era el mensaje revelado en Eleusis, un mensaje que transformaba el culto en el misterio mas influyente y espiritualmente más significativo de la antigüedad? Esta pregunta no se puede responder con detalle, ya que el velo del misterio, mantenido por un estricto mandato de silencio, nunca fue levantado tras el paso de los milenios.

Tan solo podemos obtener una idea de los Misterios y su significado espiritual examinando el testimonio de grandes iniciados. No se puede hablar de una nueva religión en Eleusis. Esto quedaría descartado ya que los iniciados, al volver a sus tierras tras los misterios, permanecían fieles a sus religiones autóctonas.

Mas bien, los iniciados debieron recibir enseñanzas sobre la esencia de la existencia humana y el sentido de la vida y la muerte. Se conocen oraciones de los Misterios, ofrecidos por los iniciados a Mnemosyne, la diosa de la memoria, implorándola a que despertase y mantuviese viva en la memoria la sagrada iniciación y que la iniciación persistiese iluminando su vida y experiencia transformativa.

Participar en los Misterios era una experiencia que no se puede entender examinando únicamente su apariencia externa, ya que evocaba alteraciones en el alma del iniciado. Esto es evidente en el testimonio de los iniciados más famosos. Así hablaba Píndaro de la bendición eleusina:

"Bendito es aquel que, habiendo visto estos ritos,
toma el camino bajo la tierra.
Conoce el final de la vida,
así como su divino comienzo."


Cicerón también atestiguó sobre el esplendor que iluminó su vida:

"No solo hemos encontrado ahí la razón para vivir más alegremente
sino también que podemos morir con mayor esperanza."

Los iniciados a menudo experimentaban en visiones la congruencia del principio y el final, de la vida y la muerte, la totalidad y el eterno campo generativo del ser. Tuvo que haber sido un encuentro con lo inefable, un encuentro con lo divino, y solo podía ser descrito con metáforas. Es sorprendente que la experiencia eleusina es descrita una y otra vez en antítesis: oscuridad y luz, terror y beatitud. Esta ambivalencia también es evidente en otras descripciones como la de Aelius Aristides, que dijo que Eleusis era:

"La mas acongojante e iluminadora de todas las
divinas cosas que existen entre los hombres."


Sabemos tan poco de la esencia del ritual en el que la visión iluminadora era transmitida a los iniciados, como del significado de la misma visión. Los sucesos que rodeaban el camino hacia el santuario, el telesterion(A), donde el núcleo del Misterio tenia lugar, están ampliamente documentados. Los Misterios Menores, o preparatorios, eran celebrados en Atenas en el mes de las flores, en el llamado anthesterion. Los Misterios Mayores comenzaban en otoño, en el mes Boedromion, que actualmente se corresponde con el final de septiembre y comienzo de octubre. Después de cuatro días de ritos y festividades en la ciudad, la solemne procesión hacia Eleusis, a unos 20 kilómetros de distancia, comenzaba con gran pompa en el quinto día.


Durante la procesión se celebraban ritos, sacrificios y ceremonias de purificación en público, por eso hemos podido conocerlos en detalle. En el sexto día se celebraban ritos, sacrificios y ceremonias de purificación en Eleusis, en las afueras del santuario. Estos también han sido ampliamente documentados.

Lo que ocurría luego aquella noche en el clímax de la ceremonia eleusina, dentro del telesterion (en la imagen), donde solo podían entrar los sacerdotes e iniciados, ha permanecido en el misterio. La ley del silencio fue por siempre mantenida. 

Lo que sí sabemos, y que es crucial en el presente contexto, es que antes del clímax de la iniciación, antes de la visión iluminadora de los iniciados, una poción secreta era administrada, el kykeon. También sabemos que el kykeon estaba compuesto de cebada y menta. En tiempos recientes, estudiosos de Eleusis han avanzado la hipótesis de que el kykeon tuvo que contener algún compuesto alucinógeno. Esto explicaría la capacidad de los sacerdotes para inducir en cientos de iniciados simultáneamente una visión extático-visionaria.
El problema del kykeon es una parte esencial en los secretos de Eleusis. ¿Pudieron las visiones de Eleusis estar producidas únicamente por ritos desconocidos o era el kykeon un psicofármaco, un extracto vegetal capaz de inducir estados extáticos?

Esta pregunta también nos lleva a un problema de nuestro tiempo. Este implica la pregunta, hoy muy discutida, de si es ética y religiosamente defendible utilizar drogas modificadoras de la consciencia, bajo circunstancias específicas, para adquirir nuevos conocimientos del mundo espiritual.

Pero antes de considerar esta cuestión volvamos al problema del kykeon. Si la poción realmente contenía un componente alucinógeno, ¿cual pudo haber sido este? Esta pregunta es, todavía hoy, relevante. Dos estudiosos de los Misterios lo han considerado primero: el profesor Karl Kerenyi, que publicó dos libros sobre los Misterios, y luego el etnomicólogo Robert Gordon Wasson, que se puso en contacto conmigo para ayudarle, ya que me había convertido en un experto en los aspectos químicos del problema surgido tras mi descubrimiento del alucinógeno altamente activo LSD, además de mi investigación sobre las plantas mágicas de México.

La investigación sobre el alucinógeno putativo del kykeon, que dirigí en colaboración con Gordon Wasson y Carl Ruck, profesor de etnobotánica y mitología griega en la Universidad de Boston, reveló interesantes paralelismos y conexiones entre los Misterios de Eleusis y ciertos cultos mágicos de tribus indias en regiones remotas del sur de Méjico.

En las regiones montañosas de Mazateca y Zapoteca al sur de Méjico, los taumaturgos y curanderos continúan, después de milenios, utilizando una poción alucinógena en sus ceremonias religioso-mágico-curativas. Esta poción se prepara de semillas de ciertas especies de morning glory,turbina corymbosa e ipomoea violacea. En los laboratorios de investigación químico-farmacéutica de la compañía Sandoz en Basel, Suiza, hemos investigado los principios activos de esta droga, conocida como la poción de ololiuhqui. Estos resultaron ser alcaloides también encontrados en el ergot, principalmente amida de ácido lisérgico e hidroxietilamida de ácido lisérgico, parientes cercanos de la dietilamida de ácido lisérgico, el nombre químico del LSD, también un producto del ergot. También encontramos exactamente los mismos compuestos alucinógenos en el ergot de la hierba salvaje paspalum distichum del área mediterránea. 

Estos decubrimientos nos llevaron a abordar la hipótesis de que el componente modificador de la conciencia del kykeon era similar al utilizado, hasta el día de hoy, en la preparación de la poción sagrada ololiuhqui. Los sacerdotes eleusinos tan solo tenían que recoger el ergot de la especie paspalum, que con seguridad crecía en los alrededores del templo, luego pulverizarlo y añadirlo al kykeon para darle su cualidad modificadora de la consciencia.

Ergot es el nombre del esclerotium del hongo menor claviceps, el cual parasita granos y hierbas salvajes como el paspalum. Los granos infectados con este hongo forman quistes oscuros en lugar de los granos normalmente color claro - esto es el ergot. No es nada difícil imaginar el ergot siendo utilizado como droga sagrada en el templo de la diosa del grano, Demeter.

Otra conexión entre el ergot y Eleusis se muestra en un ritual eleusino que consistía en la presentación de un grano por los sacerdotes. Este ritual está relacionado con el mito del grano de cebada, el cual muere dentro de la Tierra para dar vida a una nueva planta que renace a la luz de la primavera. Aquí encontramos un símbolo de la rotación anual de Perséfone de las tinieblas del mundo subterráneo a la luz del Olimpo así como un símbolo de la permanencia de la vida en el eterno ciclo de muerte y renacimiento. 

Los estudios que llevan a la hipótesis de la preparación de ergot como la droga eleusina fueron publicados en un libro en 1978 llamado 'El Camino a Eleusis' (1). Si la hipótesis de la droga-alteradora-de-la-conciencia-tipo-LSD presente en el kykeon es correcta -y hay muy buenos argumentos en su favor- entonces los Misterios de Eleusis tienen gran relevancia para nuestro tiempo no solo en el sentido espiritual-existencial, sino también respecto a la pregunta del uso controvertido de sustancias modificadoras de la conciencia para obtener experiencias místicas sobre el misterio de la vida.

(*) Albert Hofmann (11 de enero de 1906 - 29 de abril de 2008) fue un químico e intelectual suizo, nacido en Basilea. Describió la estructura de la quitina, pero es más conocido por haber sintetizado por primera vez la LSD, mientras estudiaba los alcaloides producidos por el cornezuelo del centeno. El Dr. Pharm. (hc) Dr. Sc. Nat. (hc) Hofmann (denominación formal de su título académico) era miembro del Comité del Premio Nobel, Fellow de la Academia Mundial de Ciencias, Miembro de la International Society of Plant Research y de la American Society of Pharmacognosy.
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(1) R. Gordon Wasson, Albert Hoffmann, Carl A.P. Ruck, El camino a Eleusis, una solución al enigma de los misterios. Fondo de Cultura Económica, México D.F. 1980.


Fuente: http://dokushovillalba.blogspot.com/

miércoles, 23 de julio de 2014

Manifiesto Psiconáutico

Introducción
El navío de la psique se prepara para zarpar con rumbo a la gnosis. La navegación por la mente, no constreñida por las fronteras que imponen espacio y tiempo, constituye una vía alternativa de utilización de unas sustancias demonizadas por la doble moral, que se lucra a su costa y se divierte con ellas pero las vilipendia públicamente. Lejos del contexto recreativo (aunque no por ello renunciando al componente lúdico del recorrido), el psiconauta se enfrenta a sus propios temores, expande su conciencia, diluye su ego y se ensambla con el todo, accediendo a otra dimensión de la realidad. Se trata de un viaje al interior cuya meta es el autoconocimiento: la sabiduría de la incertidumbre.
En soledad o cuidadosamente acompañado, lejos de mundanales griteríos, en su casa o en la naturaleza, el psiconavegante, en un acto de higiene mental, profundiza en su cerebro, dialoga con su subconsciente, reflexiona, experimenta su propia muerte y renace. Unos otorgan más importancia a la asimilación posterior de la experiencia que al viaje en sí, otros prefieren extasiarse ante el infinito como forma de evadirse de un presente vertiginoso, sin pretensiones de comprensión. Unos y otros, partidarios de Hofmann y acólitos de Leary, occidentales y orientales, chamanes modernos y devotos de tradiciones ancestrales, todos ellos comparten su afición por la ingesta de sustancias modificadoras de la conciencia, ya sean plantas, hongos o drogas sintetizadas en un laboratorio. En ese recoveco de la cognición no existen contornos ni líneas divisorias. Hay quienes defienden la licitud moral de otras vías más laboriosas aunque del mismo modo respetables: meditación, respiración holotrópica, etc. La esencia es la misma: las drogas sólo suponen un atajo maquiavélico, una forma de tecnología que agiliza el proceso.
Asimismo, hay quienes pretenden recrudecer discusiones etimológicas sobre el término más adecuado para nombrar a estos compuestos: alucinógenos, psicodélicos/psiquedélicos, enteógenos… En cualquier caso, las llame como las llame, les conceda un carácter sagrado o no lo haga, quien ha probado estas sustancias entrevé una misma verdad, dotada de una espiritualidad que trasciende cualquier religión, despertando el misticismo interior de cada individuo, más allá de la interpretación que éste quiera otorgarle. Quienes optan por las drogas naturales olvidan que todo, en último término, procede de la naturaleza y que muchos de los venenos más potentes son a su vez naturales. Sintetizar lo positivo descartando lo no deseado no implica un perjuicio mayor. La relativamente escasa toxicidad de la mayoría de estos elixires visionarios asienta sus riesgos en el plano psicológico. Por ello, conviene no perder nunca el respeto a las experiencias, con o sin veneración hacia la droga, de manera frívola o con recato, pero siempre desde una cierta madurez intelectual que permita eludir el naufragio. El psiconauta avezado sabe sortear con maestría los primeros atisbos de un mal viaje y esquivar los obstáculos del abrupto terreno en el que se desenvuelve: sólo la práctica reiterada ―ensayo y error― permite cultivarse en tan venerable disciplina.
Por lo tanto, no podemos de antemano establecer límites a la psiconáutica, abarcando lo inabarcable, pues se trata de una disciplina personal sometida a tantas subjetividades como individuos la practican. El peregrinaje por la razón no esconde señales ni itinerarios definidos; tampoco hay planos que orienten en el rastreo de nuevas dimensiones: los escalones hacia el encuentro con uno mismo varían de un cerebro a otro. Sólo podemos acercarnos, con sigilo, a su esencia y establecer unas pautas de uso común, lejos de supersticiones y tajantes axiomas. Servir de nexo que conjugue opiniones enfrentadas con un interés mutuo: el respeto de la libertad individual y el inalienable derecho a la autonomía sobre el propio cuerpo.
El colectivo de psiconautas en particular y de consumidores de drogas en general adolece de una enorme falta de cohesión: cada uno alaba las bonanzas de lo que él consume y critica lo demás, sin reparar en que todos los compuestos fiscalizados se encuentran en un mismo saco, más allá de sus propiedades particulares. Del mismo modo, para combatir la hipocresía de la doble moral, se hace necesario que un amplio número de ciudadanos usuarios de drogas ilegales salga del armario y declare públicamente y sin miedo su utilización responsable de sustancias al margen de la legalidad. Si en algo aún no han triunfado las drogas es en la gestación de una subversión real y mayoritaria, más allá de gratuitas transgresiones. Estos compuestos, al interactuar con los neurotransmisores cerebrales, nos ofrecen perspectivas diferentes de la realidad, permitiéndonos cuestionar el pensamiento único, reparando en que tal vez lo que nos cuentan no responda a la verdad. No podemos despreciar su poder; al contrario, deberíamos utilizarlo como herramienta para la construcción de alternativas a este suicidio colectivo. Violar sin miramientos todas las normas y leyes injustas, demoler doctrinas y fanatismos, reivindicar la propia identidad y alcanzar espacios de emancipación. Los dadaístas lo llamaban «amíquémeimportismo»: una manera de vivir en la que cada cual conserva sus propias condiciones respetando, salvo en caso de defensa, las otras individualidades. Hay que aprender a reír: reírse de uno mismo, de la vida, de la muerte, de la ortodoxia y la seriedad, de todos los sectarismos. Una sociedad jamás podrá madurar desde la reprimenda, con un Estado que trata a sus ciudadanos como a niños pequeños sin capacidad de decisión.
En definitiva, quienes firmamos este manifiesto nos declaramos consumidores responsables de sustancias psicoactivas, ya sea con objetivos lúdicos, terapéuticos o espirituales, en absoluto identificados con el trato recibido por parte de los medios de comunicación ―según los cuales las únicas relaciones posibles con las drogas ilegales son la dependencia y el abuso―, y reclamamos que, al igual que cumplimos con nuestros deberes como ciudadanos, se respete nuestro derecho a la libertad de introducir en nuestro propio cuerpo lo que nos plazca. Hartos de que se nos manipule con maniqueos argumentos y enemigos inventados, hasta la coronilla de que se utilice a los menores de edad o a los consumidores problemáticos como absurdo pretexto para mantener viva la injusticia. Exigimos otra política de drogas, no represiva y preocupada realmente por la salud pública y por los consumidores, que se aleje de intereses económicos y deje de generar ingentes cantidades de dinero negro atiborrando las prisiones de delincuentes sin víctimas. Que no se vuelva la espalda a la realidad: las drogas existen y seguirán existiendo mientras persista la demanda. Solicitamos, a su vez, que no se establezcan impedimentos burocráticos o legislativos a la investigación con unos compuestos que se utilizan con asiduidad y que, en muchos casos, gozan de una innegable capacidad terapéutica. Del mismo modo, pedimos que se fortalezcan las estrategias de reducción de riesgos y que se dote a los consumidores de la capacidad para integrar las drogas en la vida cotidiana. Como personas maduras y plenamente responsables de nuestros actos, demandamos el mismo trato que reciben el resto de los ciudadanos, que los discursos oficiales cejen en su empeño de persuadirnos de la no conveniencia de nuestras decisiones. Las drogas suponen hoy el mismo tabú que hasta hace unos años acarreaba el sexo: ya es hora de desprenderse del estigma social de una conducta que nos ha acompañado desde los albores de la humanidad.
Manifiesto

Como ciudadanos mayores de edad, en plenas facultades físicas y mentales, perfectamente responsables de nuestros actos, declaramos:

1.
Que el ser humano es soberano, individualmente, para hacer con su cuerpo lo que considere conveniente, siempre y cuando no coarte la libertad de otros individuos.

2.
Que toda persona tiene el derecho de investigar voluntariamente sobre su propio cerebro el efecto de las sustancias que la naturaleza le proporciona, más allá de consideraciones legales en gran medida alejadas del conocimiento científico.

3.
Que el paternalismo a que los gobiernos someten el cuerpo de cada sujeto constituye un delito contra su libertad y está basado en intereses económicos y de subordinación. El experimento de la prohibición, justificado en la preservación de la salud pública y en un afán de control de las sustancias, ha supuesto el efecto contrario al que originalmente pretendía: merma de la salud pública (adulteraciones, contagios, mayor toxicidad de las drogas legales, aumento del número de usuarios, etc.) y un descontrol difícil de reparar debido a las desorbitadas sumas de dinero negro puestas en circulación, con el consiguiente impacto en especulación inmobiliaria, corrupción política, mafias, etc.

4.
Que los representantes políticos son culpables de causar dolor al delinquir contra la salud pública, imposibilitando la investigación y el consumo de plantas y sustancias que pueden resultar beneficiosas para el desarrollo de la persona y la sociedad. En ese sentido, deben exigirse responsabilidades por el fiasco mayoritario que han supuesto las políticas sobre drogas, así como abrir un debate público donde se pongan sobre la mesa opciones alternativas viables, empezando por la despenalización de la adquisición, tenencia, fabricación, empleo y cultivo de todas las drogas ilegales.

5.
Que el Estado tiene la obligación de facilitar información verídica y datos de pureza contrastada científicamente sobre cualquier sustancia que el individuo quiera probar, velando en esta información por la seguridad y el bienestar de cada uno de sus ciudadanos.

6.
Que las culturas, religiones y rituales asociados a las diferentes sustancias merecen el mismo respeto que cualquier otra disciplina, debiendo permitirse su desarrollo con plena libertad. La heterodoxia de los consumidores tiende a diluir barreras sociales mediante el culto al dios interior, estableciendo una relación de respeto con el entorno, la naturaleza y el resto de individuos.

7.
Que la educación es la base fundamental sobre la que se apoya el edificio de cualquier sociedad, siendo necesario para el sujeto y la propia colectividad un flujo de información científica y experiencial que permita que el individuo, al igual que elige una religión, pueda adoptar la cultura que una u otra sustancia proporciona.

8.
Que las políticas sobre drogas han de tener en cuenta a los consumidores para construir una sociedad integradora, reducir los riesgos y evitar los daños que pudieran derivarse de un uso incorrecto de las sustancias, empezando por la derogación inmediata de todos los convenios y convenciones internacionales antidroga: Convención Única de Estupefacientes (1961), Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas (1971) y Convención de la ONU contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes (Viena, 1988). En el caso concreto de España, un buen comienzo sería revocar algunos artículos de la ley Corcuera (L.O. 1/92 de Protección de la Seguridad Ciudadana), sobre todo aquellos que atropellan a los consumidores con abusivas sanciones: artículos 25.1 y 23.h, principalmente.

9.
Que los gobiernos mundiales han de interrumpir su celosa labor de rechazo a todas aquellas sustancias y medicamentos susceptibles de producir placer, razón por la cual, no lo olvidemos, se consumen con asiduidad. Asimismo, en la gestión del dolor debe primar la eficacia científica por encima de consideraciones de índole política y/o económica.

10.
Que la prohibición de enteógenos y otras drogas constituye una práctica económicamente ruinosa, ineficaz y anticientífica, que fomenta y propaga enfermedades venéreas, impide la investigación biomédica y corrompe a la sociedad obstaculizando el sistema judicial. Las sustancias causantes de ebriedad han sido legalmente utilizadas, de manera natural, durante miles de años, sin suscitar el mayoritario problema que suponen en la actualidad. En consecuencia, exigimos que los ingentes fondos económicos ―pagados con nuestros impuestos― que actualmente se destinan a la represión sean utilizados con fines constructivos, en aras de la normalización y regulación definitiva de las drogas, que engrosarían las arcas del Estado con sus gravámenes, ofreciendo a los usuarios garantías y controles de calidad sobre los productos consumidos.



 
Justificación

Lejos de acometer el fomento o la condena del consumo de drogas ―que debe constituir una decisión libre y madurada individualmente―, queremos incidir en las nefastas consecuencias que han supuesto las leyes contrarias a su consumo en el ámbito mundial. Frente a su función teórica como instrumento de la voluntad popular, la legislación se ha empleado en la práctica como arma de la mayoría para criminalizar a las minorías, distanciándose en muchos casos del objetivo ideal de justicia. Se trata de una intromisión en la libertad personal que, para colmo de males, no ha conseguido sino agravar el problema que pretendía subsanar.
Excusada en la protección de la salud pública, la prohibición supone, sin embargo, desterrar a las sustancias de los procesos farmacéuticos de control de calidad, sin disuadir a la gran mayoría de usuarios potenciales. Analizando los informes proporcionados por el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (OEDT), se desprende una tendencia clara al aumento en los consumos, en el tráfico y en el número de detenciones, sin que se pueda establecer relación directa entre mayor represión y menor consumo. Asimismo, los costes para la salud pública del impacto de las drogas ilegales son ínfimos si los comparamos con los que acarrean las drogas legales, principalmente tabaco y alcohol. Del mismo modo, las tendencias de consumo reflejan que los consumidores de sustancias ilegales derivan progresivamente hacia hábitos de consumo más saludables. Pese al enorme desembolso social de la prohibición, los supuestos beneficios resultan prácticamente insignificantes.
Por otra parte, la proscripción que sufren las drogas arrastra graves consecuencias ecológicas debido a los programas oficiales para la erradicación de cultivos, con fumigaciones tóxicas que repercuten negativamente en el producto final y contaminación descontrolada de amplias zonas de selva virgen. Al mismo tiempo, las inyecciones de productos procedentes del mercado negro tienen gran parte de culpa en la transmisión del sida y otras enfermedades. Como atestigua Jonathan Ott en su Pharmacotheon, «en Estados Unidos y en Europa alrededor del 25 % de todos los casos de SIDA, principalmente entre heterosexuales y niños, son resultado directo o indirecto de la administración intravenosa de drogas».
Otro de los perjuicios a la salud pública es la detención en seco de estudios e investigaciones sobre las propiedades terapéuticas de varios de los embriagantes prohibidos, como la LSD, comercializada originalmente por Sandoz y con interesantes aplicaciones en psicoterapia, además de su contrastada valía como analgésico de larga duración y coadyuvante en el tratamiento de pacientes con cáncer terminal. Sin embargo, su inclusión oficial en la Lista I la condena a la condición de fármaco sin ninguna utilidad terapéutica aceptada. Pero el ácido lisérgico no es el único perjudicado: compuestos como el cannabis, la ketamina, la MDMA o la tan difamada heroína, con aplicaciones médicas legales en países científicamente avanzados, han demostrado un amplio potencial como medicamentos. Una vez más, los intereses económicos se anteponen al conocimiento científico, frenando así el avance en la comprensión del funcionamiento del cerebro humano. De hecho, varias de las sustancias fiscalizadas son generadas de manera endógena por nuestra materia gris (DMT, morfina, endocannabinoides), mientras que otras actúan por similitud con los neurotransmisores cerebrales. El hecho de que se prohíban principios activos presentes en el encéfalo de los mamíferos constituye una evidente paradoja rayana en el absurdo. Para colmo, la excesiva reglamentación legal ha llevado a Estados Unidos a aprobar la Ley sobre Compuestos Análogos a Sustancias Controladas, que impide incluso el desarrollo de nuevas sustancias cuya composición química se asemeje a alguna de las drogas desautorizadas, aparte de convertir en ilegales todas las especies animales y vegetales del planeta, según los antojos del gobierno.
El principal problema del control sobre las drogas es que éstas se llevan utilizando universalmente desde el principio de los tiempos, se utilizan ahora y se utilizarán en el futuro, por mucho que la ONU siga imponiéndose metas para su erradicación mundial: la próxima, en el 2008. Los datos disponibles no sólo convierten en irrisorias sus predicciones, sino que obligan a replantear la eficacia de tan enorme inversión, en términos sociales y económicos, con la infecunda tentativa de contrariar la voluntad de un creciente número de ciudadanos adultos. Siempre que exista demanda persistirá la oferta. De hecho, el consumo de embriagantes constituye a su vez una actividad común entre los animales. Las leyes en este sentido no hacen sino pervertir el sistema, encareciendo los precios y auspiciando la adulteración: el mayor beneficiario es, por lo tanto, el traficante, mientras que millones de consumidores sufren las consecuencias de un sistema que los trata como criminales.
Cualquier nueva iniciativa legal debería ser sometida a un análisis en términos de eficacia y seguridad. En este sentido, la ley antidroga, que ni siquiera ha cumplido el siglo de vida, arroja cifras cada vez más preocupantes, mientras que los gobiernos eluden con insistencia su diagnóstico, que forzaría el planteamiento de estrategias diferentes. En su lugar, se persevera en la pueril actitud represiva, cuyo logro no ha obtenido más que una eficacia marginal, en un absurdo intento por cambiar el comportamiento de la sociedad. Además, la mayoría de los esfuerzos represivos se centran en castigar al consumidor más que en reducir la oferta, lo que resulta sumamente ineficaz.
Por otra parte, una de las mayores víctimas de la hipocresía actual es la información, cuya transparencia se ha perdido en beneficio del sesgo moralista y la tergiversación coactiva, provocando que muchos hayan retirado su confianza a las tesis oficiales, ampliamente cacareadas, además, por los medios de comunicación. Tanto la banalización de los riesgos derivados del uso de drogas como la exageración de los mismos constituyen actitudes peligrosas y moralmente reprensibles.
Al prohibir ciertos tipos de drogas, los gobiernos no hacen sino promover el uso de otras, como el alcohol o la nicotina, cuya aceptación social no se corresponde con su escasa peligrosidad: de hecho, ambas sustancias son causantes del 12\% de las muertes anuales en el mundo, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (Ginebra, 17 de marzo de 2004). Por su parte, drogas como la cocaína, el opio, la marihuana y las anfetaminas, legalmente prohibidas, causan únicamente el 0,4 % de las muertes, como atestigua el mismo estudio. Lo mismo sucede en otras sociedades, como en algunos países musulmanes, donde se condena moralmente el alcohol pero se aceptan otras sustancias, como el hachís y el opio. Las drogas socialmente aceptadas varían, por tanto, de unas sociedades a otras, pero el problema sigue siendo el mismo.
Si analizamos la historia de la prohibición, comprobaremos que ésta ha estado ligada históricamente a prejuicios raciales y discriminación de las minorías: el opio, para frenar el progreso económico de los emigrantes chinos en EE UU; la cocaína, por ser considerada una droga de negros, acusándola de incitarlos a cometer violaciones; la marihuana, asociada en los años treinta a los emigrantes mexicanos pobres, se prohibió porque el cáñamo hacía competencia como tejido al nylon de DuPont, íntimo del presidente Nixon, lo cual marginaba aún más a los chicanos.
Pero esto no es todo. Volviendo con Ott, «un gobierno como el de Estados Unidos controlador de una lucrativa operación que mueve billones fomentando el uso de drogas legales, mata a cientos de personas inocentes para detener a uno de sus antiguos empleados […], un gobierno que ha envenenado secretamente con LSD y otras drogas a incontables civiles, enfermos mentales y prisioneros, que ha filmado clandestinamente cómo contribuyentes drogados se divertían en la cama con prostitutas pagadas con dinero público, que empujó a uno de sus funcionarios al suicidio poniéndole LSD en su cóctel, que no ha dudado en traficar con narcóticos y cocaína, recaudando dinero sucio para acciones militares ilegales, contra la prohibición expresa del Congreso, no tiene base moral alguna para prohibir ninguna droga».
La mayoría de los problemas asociados a las drogas no son causa de las mismas, sino de su prohibición, y las razones esgrimidas por drogabusólogos y distribuidores de paranoia carecen de base científica, aparte de centrarse en hipótesis difícilmente demostrables, como el hecho de que la legalización dispararía el consumo. Sólo hay que remitirse a los datos: Holanda, país que desde 1976 aplica una política de tolerancia hacia los consumidores de cannabis, presenta un tercio menos de heroinómanos que en España y la mitad de consumidores de cannabis (en ratio por mil habitantes). También es el país europeo con menor tasa de contagio de VIH y otras enfermedades venéreas entre heroinómanos: sólo hay que comparar los diversos informes del OEDT.
Mo Mowlan, ex ministra por Irlanda del Norte y ex responsable de la política sobre drogas del gobierno británico, afirmaba en un artículo publicado en The Guardian el 9 de enero de 2003: «Las drogas en este país son casi más fáciles de conseguir que el alcohol: la oferta de esas sustancias no está limitada por regulaciones como las que limitan la venta de bebidas alcohólicas; un número importante de personas, sobre todo adolescentes y jóvenes, fuman marihuana y muchos consumen también éxtasis y cocaína. No son delincuentes; son personas que usted conoce. Es gente que perfectamente podría estar sentada junto a usted en el trabajo, o viviendo en su casa. Y se les está obligando a un contacto casi diario con el crimen organizado. ¿No es una situación delirante? Deberíamos encontrar algo de sentido común […] y empezar a pensar cómo legalizar las drogas y cómo despenalizar nuestra sociedad. Reconozcamos la realidad y empecemos por reducir la cantidad de presos que están saturando las prisiones. Empecemos a distribuir las drogas a través de establecimientos autorizados y debidamente regulados, donde, a diferencia de los traficantes callejeros de hoy, la posibilidad de tener que vérselas con alguien que empuña una pistola sea virtualmente igual a cero. Admitamos que lo estamos haciendo mal, dirigiendo nuestros miedos y prejuicios contra ciertas drogas para cumplir unas políticas obcecadas que tienen efectos sociales nefastos».
También en España se han alzado voces paralelas. Sin ir más lejos, José María Mendiluce, en un artículo publicado en El País el 27 de marzo de 1995, afirmaba lo siguiente: «El informe recientemente publicado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes […] constata que en el último año, siguiendo la misma tónica que en años anteriores, se ha producido un marcado aumento del consumo de sustancias prohibidas, se han incrementado la violencia y la delincuencia, así como la peligrosidad en la lucha contra el narcotráfico, y, en lógica consecuencia, se aboga, se exige casi, continuar con la política de intolerancia, represión y victimización de millones de personas implicadas en la cadena de producción, distribución, consumo y terapia que se ha ido tejiendo en torno a las drogas prohibidas. Es obvio que el camino emprendido desde que se inició, bajo los auspicios de Naciones Unidas y en el marco de los acuerdos de Ginebra de 1963, la senda de la prohibición, ha demostrado no ser la vía que conduce a la superación del problema. Más bien —de continuar con la actual política de intolerancia y represión—, este camino conduce a un abismo cada vez más profundo. El empeño en no rectificar, por parte de los burócratas y responsables políticos de Naciones Unidas, se asemeja a una (involuntaria quizá) conspiración perversa de estos expertos y dignatarios, que en su ingenua y utópica ceguera quizá consigan que este abismo se vaya llenando, año tras año, de mayor número de seres humanos muertos, enfermos, encarcelados, perseguidos, marginados, prostituidos, camellos de poca monta, policías y militares corruptos, inductores arrepentidos, trabajadores sociales y sanitarios frustrados, y un largo etcétera de miserias».
En lo que respecta a las soluciones, Francisco Ayala, narrador y crítico español, publicaba en El País, el 18 de agosto de 1988, un artículo, titulado «La droga, entre la moral y el derecho», que concluía así: «Una cosa es evidente: la despenalización, si hubiera de efectuarse, tendría que llevarse a cabo de manera coordinada en todas partes. Decretada por un solo gobierno, convertiría de inmediato al país correspondiente en depósito franco para el comercio de la droga y centro de atracción de sus adictos. Sería, pues, indispensable poner en práctica de forma conjunta y concertada, quizá paulatina, acaso oficialmente controlada, la liberación de su venta. Pero ello requiere un acuerdo firme entre los gobiernos de los países afectados, y de modo principal Estados Unidos. Mi impresión, según veo las cosas, es que de ellos tal vez pueda partir también la iniciativa para rectificar el funesto error cometido cuando se quiso convertir al poder público en guardián de la moralidad privada».
El mismísimo Gabriel García Márquez, en su «Manifiesto a favor de la legalización de las drogas» (Cambio16, 29 de noviembre de 1993), apuntaba que «la polémica sobre la droga no debería seguir atascada entre la guerra y la libertad, sino agarrar de una vez al toro por los cuernos y centrarse en los diversos modos posibles de administrar la legalización. Es decir, poner término a la guerra interesada, perniciosa e inútil que nos han impuesto los países consumidores y afrontar el problema de la droga en el mundo como un asunto primordial de naturaleza ética y de carácter político, que sólo puede definirse por un acuerdo universal con los Estados Unidos en primera línea. Y, por supuesto, con compromisos serios de los países consumidores para con los países productores». Podemos encontrar, a su vez, una interesante propuesta de acciones concretas encaminadas a la regulación de las sustancias ilegales en el portal de Internet Politicadedrogas.info, donde Santiago Tena presenta un método formal —la planificación estratégica— para intentar objetivar la respuesta ante el creciente uso de drogas ilegales, esbozando un posible plan de acción de alto nivel para cubrir la misión de preservar la salud pública.


Queda clara, pues, la necesidad de dar pasos en el sentido contrario a la represión que se viene fraguando en la actualidad, que debe tratarse de una acción conjunta por parte de varios Estados, y que la iniciativa habría de emanar de la primera potencia mundial. Como es muy poco probable que la patria del puritanismo reconozca su fracaso, quizás haya que esperar a que la situación caiga por su propio peso, o a que la presión por parte de los consumidores obligue a rectificar. No se puede bajar la guardia. Como afirmaba, a modo de colofón, Martín Barriuso en el seminario internacional «Exploring Global Prohibition Regimes. The Case of Dangerous Drugs», organizado y celebrado en The International Institute for the Sociology of Law, de Oñati (Guipúzcoa), del 20 al 22 de junio de 2001, «la prohibición goza de buena salud […], pero eso no significa que las cosas no puedan cambiar. La experiencia de los últimos años muestra que es posible poner en marcha programas novedosos de reducción de riesgos y abrir nuevas vías legales para la normalización, mediante la presión a escala local, permitiendo cambios descentralizados, discretos y efectivos. Ello exige un fino análisis de las estructuras de poder en materia de drogas en cada región, una estrategia clara y realista para enfrentarse a las mismas, métodos de acción flexibles y audaces y, sobre todo, mucha imaginación. El movimiento de oposición a la barbarie prohibicionista se juega el tipo frente a una estructura de poder compleja y bien defendida, dirigida por mentes lúcidas, armadas de información ingente y un adecuado nivel de cinismo e hipocresía, pero cuya principal debilidad es la de llevar demasiados años jugando en un tablero trucado y con el árbitro comprado. Esa misma naturaleza vetusta, ese carácter mastodóntico, es el talón de Aquiles de la prohibición de drogas, un muro ciclópeo cuyas piedras tal vez nadie pueda derribar de momento, pero por cuyas grietas pueden llegar a pasar muchos, a condición, eso sí, de que sean lo bastante flexibles».
Quien desee ampliar información puede encontrar una amplia selección de textos, artículos y titulares de prensa relacionados con el asunto, desde el año 1900 hasta nuestros días, en la página web del infatigable investigador histórico Juan Carlos Usó: Mundo Antiprohibicionista (http://perso.wanadoo.es/jcuso/).


Fuente: http://perso.wanadoo.es/jcuso/textos/manifiesto_psiconautico.htm

Dosis de Fé: Éxito




"El planeta no necesita más personas "exitosas". El planeta necesita desesperadamente más personas que cultiven la paz, personas que ayuden a sanar y rehabilitar, que narren historias y den amor en todas las formas posibles. Necesita gente que viva de forma significativa en sus lugares de origen, con coraje moral, dispuestos a luchar por un mundo más habitable y humano; y estas cualidades, tienen muy poco que ver con el éxito tal como lo entiende nuestra cultura actual."

- Tenzin Gyatso, XIV Dalai Lama.

martes, 22 de julio de 2014

Declaración de intenciones

"Contempla con ojos radiantes el mundo que te rodea, porque los mayores secretos se esconden siempre donde menos se piensa. Quien no cree en la magia, nunca la encontrará."
- Gustave Flaubert


Confieso ser un humano impecablemente imperfecto. He caído en incontables ocasiones, tantas que procuro llevar conmigo rodilleras a mano siempre. A lo largo del camino la vida me ha enseñado toda suerte de piruetas y cabriolas, a veces me tomo tales deslices con humor, y me río de mis propias tropiezos. A veces el suelo es mucho más áspero, frío y duro. Sin embargo la vida es generosa conmigo y me ha dado los mejores amigos del mundo, personas con corazones ardientes y compasivos dispuestas a ofrecerme consuelo y cariño aún cuando yo no lo guardaba ni para mí, y amorosas collejas cada vez que las necesito.

La última vez que tropecé hice trampa empujado por el miedo. Creí que podría huir de aquel dolor, me sentía incapaz de soportarlo. Traté de envolverlo en placenteras evasiones, maquillarlo con mentiras autocomplacientes. ¿Acaso no lo hacía todo el mundo? Aterrado por la sombra que me cubría irremediablemente, estaba rehuyendo de mí. Los miedos y frustraciones empezaban a acumularse en una mochila que pesaba cada día más. No quería preocupar a nadie, y sin embargo estaba consiguiendo todo lo contrario. Me sentía culpable pero incapaz de nadar en contra de una corriente de profunda y silenciosa angustia, demasiado ensimismado para reaccionar, envuelto en una tristeza que me paralizaba. Cuando el peso de esta carga se me hizo insoportable, pensé entonces en coger el petate y largarme. Empezar de cero, pero... ¿hacia dónde huir? no existe la tierra prometida en un planeta asolado por guerras, hambre, injusticias y apatía.

A pesar de mis errores mis amigos estuvieron ahí,  con sumo amor y paciencia me tendieron sus manos y lentamente me levanté de nuevo. Descubrí entonces que la resignación no puede ser una alternativa, pues duele más la consciencia de un corazón que se sabe ignorado, fragmentado y olvidado en un nostálgico cajón. Las agujetas de sonrisas grises, memorizadas, artificiales. Dirigidas a seguir el guión de un macabro teatro de realidad, que cualquier penitencia a esta humilde vasija que llamamos cuerpo. Frente a la indiferencia de un mundo distraído que me cala los huesos como las implacables lluvias de mi lejano Valparaíso, no puedo más que hacer lo único que se me da bien: rebelarme y gritar cuestionándome el por qué. Perdonadme madre y padre míos, criasteis un niño curioso.

Esta es mi cueva, un pobre atisbo que asoma de los vastos e inabarcables reinos que todos llevamos dentro. En el Parnaso no hay cámaras ni paternales controles; sólo os juzgará vuestra consciencia, por eso será de suma importancia nutrirla. De eso se encargará un servidor; recordad que compartimos viaje, todos estamos aprendiendo. Dicen que hay que saborear primero lo amargo para disfrutar mejor de la miel. ¿Os Atreveréis a adentraros en la cueva del oso aprendiz de la liebre de marzo? Dadme la mano, pero antes hermano por favor vacía los bolsillos de prejuicios e ideas preconcebidas, pues la realidad supera con creces cualquier fantasía Kafkaiana. Danzaremos el baile de la locura para mantenernos cuerdos. Que no os inquieten las miradas desconfiadas de aquellos que no oyen la música. Jodorowsky dice que los pájaros enjaulados creen que volar es una enfermedad.

La presente es pues, la tormentosa búsqueda de un ser, pero... ¿qué buscamos? no se puede describir más que con una sola palabra: verdad. Verdad para contrarrestar los engaños, verdades que nos consuelen en esta odisea de la vida. Este blog sólo pretende ser el desahogado aullido de un lobo estepario en la noche del alma del mundo. Coraje hermanos, zarpamos en la nave del logos y el viaje no ha hecho más que empezar. Las maravillas compensarán los pesares, palabra de oso.

Va por vosotros.