por Albert Hofmann (*)
“Cualquiera
de los que pueblan esta tierra que haya contemplado estos misterios,
será bendecido, pero cualquiera que no haya sido iniciado y no haya
recibido su parte del rito, no habrá recibido lo mismo que los demás,
una vez muerto y viviendo en el moho donde el sol se pone”.
Así dice el poema épico conocido como "El Himno Homérico a Demeter" Los misterios referidos aquí son los de Eleusis, los mas importantes de la Grecia antigua. Durante casi 2000 años, desde aproximadamente 1500 a.c. hasta el siglo IV d.c., estos se celebraban en Eleusis, Grecia, en honor a la diosa Demeter y su hija Perséfone.
Los sucesos que rodean a la fundación de Eleusis son descritos en este Himno Homérico. El autor de este himno y su origen son desconocidos, pero debieron originarse alrededor del siglo VII ac.
Un día, cuando Perséfone, hija de Demeter, estaba recogiendo flores en los pastos, fue abducida por Hades, dios del mundo subterráneo. Su madre la buscó en vano, finalmente sabiendo, gracias a Helios, que había sido abducida. Seriamente apenada, Demeter se encontraba sola en el Olimpo, ya que incluso averiguó que su esposo, Zeus, estaba implicado en el rapto.
Vestida
como una simple mujer entre los mortales encontró morada en el palacio
del Rey de Eleusis, Keleos, y su mujer Metaneira. En gratitud por su
amable hospitalidad, Demeter fundó un templo en Eleusis tras revelar que
era una diosa. Para castigar a los dioses del Olimpo por la abducción
de su hija, Demeter hizo que muriese toda vegetación sobre la tierra,
amenazando a la humanidad con su extinción. Los dioses temían no obtener
más sacrificios y oraciones de los mortales e imploraron a Demeter que
devolviese la fertilidad a las tierras. Esta petición no fue satisfecha
hasta que Zeus ordenó a su hermano Hades, del mundo subterráneo, a
devolver Perséfone a su madre. Madre e hija volvieron a El Olimpo, pero
desde entonces Perséfone tenia que pasar un tercio del año con su esposo
en el mundo subterráneo. Cuando lo hacia, el invierno reinaba sobre la
tierra, cuando Perséfone volvía a la Tierra en primavera, el mundo
vegetal despertaba con flores y frutos nuevos.
Antes de que Demeter volviese al Olimpo, dio a los reyes de Eleusis, Keleos y Triptolemus, instrucciones para celebrar los ritos en su templo. Estos eran preceptos secretos, misterios para ser guardados. Divulgarlos o profanarlos podía ser castigado con la muerte. Apreciando el propicio final del drama de Eleusis, Demeter dio a Triptolemus, el primer iniciado de Eleusis, una rama de trigo y encomendó instruir a la humanidad en la agricultura.
Antes de que Demeter volviese al Olimpo, dio a los reyes de Eleusis, Keleos y Triptolemus, instrucciones para celebrar los ritos en su templo. Estos eran preceptos secretos, misterios para ser guardados. Divulgarlos o profanarlos podía ser castigado con la muerte. Apreciando el propicio final del drama de Eleusis, Demeter dio a Triptolemus, el primer iniciado de Eleusis, una rama de trigo y encomendó instruir a la humanidad en la agricultura.
El
culto a Demeter y Perséfone en Eleusis, que inicialmente tenia un mero
interés local, pronto comenzó a ser una parte importante en la
ciudadanía ateniense, llegando incluso a convertirse en una institución
pan-helénica de importancia universal durante el imperio romano. Su
carácter como institución pan-helénica fue designado en 760 ac, en la
época de la quinta olimpiada, cuando el Oráculo de Delphi llamó a los
griegos a hacer sacrificios en honor a Demeter de Eleusis para librarse
del hambre que asolaba Grecia en aquellos tiempos.
¿Cuál
era el mensaje revelado en Eleusis, un mensaje que transformaba el
culto en el misterio mas influyente y espiritualmente más significativo
de la antigüedad? Esta pregunta no se puede responder con detalle, ya
que el velo del misterio, mantenido por un estricto mandato de silencio,
nunca fue levantado tras el paso de los milenios.
Tan solo podemos obtener una idea de los Misterios y su significado espiritual examinando el testimonio de grandes iniciados. No se puede hablar de una nueva religión en Eleusis. Esto quedaría descartado ya que los iniciados, al volver a sus tierras tras los misterios, permanecían fieles a sus religiones autóctonas.
Mas bien, los iniciados debieron recibir enseñanzas sobre la esencia de la existencia humana y el sentido de la vida y la muerte. Se conocen oraciones de los Misterios, ofrecidos por los iniciados a Mnemosyne, la diosa de la memoria, implorándola a que despertase y mantuviese viva en la memoria la sagrada iniciación y que la iniciación persistiese iluminando su vida y experiencia transformativa.
Participar en los Misterios era una experiencia que no se puede entender examinando únicamente su apariencia externa, ya que evocaba alteraciones en el alma del iniciado. Esto es evidente en el testimonio de los iniciados más famosos. Así hablaba Píndaro de la bendición eleusina:
"Bendito es aquel que, habiendo visto estos ritos,
toma el camino bajo la tierra.
Conoce el final de la vida,
así como su divino comienzo."
Cicerón también atestiguó sobre el esplendor que iluminó su vida:
toma el camino bajo la tierra.
Conoce el final de la vida,
así como su divino comienzo."
Cicerón también atestiguó sobre el esplendor que iluminó su vida:
"No solo hemos encontrado ahí la razón para vivir más alegremente
sino también que podemos morir con mayor esperanza."
sino también que podemos morir con mayor esperanza."
Los iniciados a menudo experimentaban en visiones la congruencia del principio y el final, de la vida y la muerte, la totalidad y el eterno campo generativo del ser. Tuvo que haber sido un encuentro con lo inefable, un encuentro con lo divino, y solo podía ser descrito con metáforas. Es sorprendente que la experiencia eleusina es descrita una y otra vez en antítesis: oscuridad y luz, terror y beatitud. Esta ambivalencia también es evidente en otras descripciones como la de Aelius Aristides, que dijo que Eleusis era:
"La mas acongojante e iluminadora de todas las
divinas cosas que existen entre los hombres."
Sabemos
tan poco de la esencia del ritual en el que la visión iluminadora era
transmitida a los iniciados, como del significado de la misma visión.
Los sucesos que rodeaban el camino hacia el santuario, el telesterion(A),
donde el núcleo del Misterio tenia lugar, están ampliamente
documentados. Los Misterios Menores, o preparatorios, eran celebrados en
Atenas en el mes de las flores, en el llamado anthesterion. Los
Misterios Mayores comenzaban en otoño, en el mes Boedromion, que
actualmente se corresponde con el final de septiembre y comienzo de
octubre. Después de cuatro días de ritos y festividades en la ciudad, la
solemne procesión hacia Eleusis, a unos 20 kilómetros de distancia,
comenzaba con gran pompa en el quinto día.
Durante
la procesión se celebraban ritos, sacrificios y ceremonias de
purificación en público, por eso hemos podido conocerlos en detalle. En
el sexto día se celebraban ritos, sacrificios y ceremonias de
purificación en Eleusis, en las afueras del santuario. Estos también han
sido ampliamente documentados.
Lo que ocurría luego aquella noche en el clímax de la ceremonia eleusina, dentro del telesterion (en la imagen), donde solo podían entrar los sacerdotes e iniciados, ha permanecido en el misterio. La ley del silencio fue por siempre mantenida.
Lo
que sí sabemos, y que es crucial en el presente contexto, es que antes
del clímax de la iniciación, antes de la visión iluminadora de los
iniciados, una poción secreta era administrada, el kykeon. También sabemos que el kykeon estaba compuesto de cebada y menta. En tiempos recientes, estudiosos de Eleusis han avanzado la hipótesis de que el kykeon tuvo
que contener algún compuesto alucinógeno. Esto explicaría la capacidad
de los sacerdotes para inducir en cientos de iniciados simultáneamente
una visión extático-visionaria.
El problema del kykeon es
una parte esencial en los secretos de Eleusis. ¿Pudieron las visiones
de Eleusis estar producidas únicamente por ritos desconocidos o era el kykeon un psicofármaco, un extracto vegetal capaz de inducir estados extáticos?
Esta
pregunta también nos lleva a un problema de nuestro tiempo. Este
implica la pregunta, hoy muy discutida, de si es ética y religiosamente
defendible utilizar drogas modificadoras de la consciencia, bajo
circunstancias específicas, para adquirir nuevos conocimientos del mundo
espiritual.
Pero antes de considerar esta cuestión volvamos al problema del kykeon.
Si la poción realmente contenía un componente alucinógeno, ¿cual pudo
haber sido este? Esta pregunta es, todavía hoy, relevante. Dos
estudiosos de los Misterios lo han considerado primero: el profesor Karl
Kerenyi, que publicó dos libros sobre los Misterios, y luego el
etnomicólogo Robert Gordon Wasson, que se puso en contacto conmigo para
ayudarle, ya que me había convertido en un experto en los aspectos
químicos del problema surgido tras mi descubrimiento del alucinógeno
altamente activo LSD, además de mi investigación sobre las plantas
mágicas de México.
La investigación sobre el alucinógeno putativo del kykeon, que dirigí en colaboración con Gordon Wasson y Carl Ruck, profesor de etnobotánica y mitología griega en la Universidad de Boston, reveló interesantes paralelismos y conexiones entre los Misterios de Eleusis y ciertos cultos mágicos de tribus indias en regiones remotas del sur de Méjico.
En
las regiones montañosas de Mazateca y Zapoteca al sur de Méjico, los
taumaturgos y curanderos continúan, después de milenios, utilizando una
poción alucinógena en sus ceremonias religioso-mágico-curativas. Esta
poción se prepara de semillas de ciertas especies de morning glory,turbina corymbosa e ipomoea violacea.
En los laboratorios de investigación químico-farmacéutica de la
compañía Sandoz en Basel, Suiza, hemos investigado los principios
activos de esta droga, conocida como la poción de ololiuhqui. Estos
resultaron ser alcaloides también encontrados en el ergot,
principalmente amida de ácido lisérgico e hidroxietilamida de ácido
lisérgico, parientes cercanos de la dietilamida de ácido lisérgico, el
nombre químico del LSD, también un producto del ergot. También encontramos exactamente los mismos compuestos alucinógenos en el ergot de la hierba salvaje paspalum distichum del área mediterránea.
Estos decubrimientos nos llevaron a abordar la hipótesis de que el componente modificador de la conciencia del kykeon era
similar al utilizado, hasta el día de hoy, en la preparación de la
poción sagrada ololiuhqui. Los sacerdotes eleusinos tan solo tenían que
recoger el ergot de la especie paspalum, que con seguridad crecía en los alrededores del templo, luego pulverizarlo y añadirlo al kykeon para darle su cualidad modificadora de la consciencia.
Ergot es el nombre del esclerotium del hongo menor claviceps, el cual parasita granos y hierbas salvajes como el paspalum.
Los granos infectados con este hongo forman quistes oscuros en lugar de
los granos normalmente color claro - esto es el ergot. No es nada
difícil imaginar el ergot siendo utilizado como droga sagrada en el
templo de la diosa del grano, Demeter.
Otra conexión entre el ergot y Eleusis se muestra en un ritual eleusino que consistía en la presentación de un grano por los sacerdotes. Este ritual está relacionado con el mito del grano de cebada, el cual muere dentro de la Tierra para dar vida a una nueva planta que renace a la luz de la primavera. Aquí encontramos un símbolo de la rotación anual de Perséfone de las tinieblas del mundo subterráneo a la luz del Olimpo así como un símbolo de la permanencia de la vida en el eterno ciclo de muerte y renacimiento.
(*) Albert Hofmann (11 de enero de 1906 - 29 de abril de 2008) fue un químico e intelectual suizo, nacido en Basilea. Describió la estructura de la quitina, pero es más conocido por haber sintetizado por primera vez la LSD, mientras estudiaba los alcaloides producidos por el cornezuelo del centeno. El Dr. Pharm. (hc) Dr. Sc. Nat. (hc) Hofmann (denominación formal de su título académico) era miembro del Comité del Premio Nobel, Fellow de la Academia Mundial de Ciencias, Miembro de la International Society of Plant Research y de la American Society of Pharmacognosy.
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(1) R. Gordon Wasson, Albert Hoffmann, Carl A.P. Ruck, El camino a Eleusis, una solución al enigma de los misterios. Fondo de Cultura Económica, México D.F. 1980.
Fuente: http://dokushovillalba.blogspot.com/
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